Añoso tronco de mil recuerdos
adiós por siempre, para siempre adiós;
vas a morir sumido entre las penas
que un cruel verdugo ya te preparó.
Años tras años sobre tí han pasado
y siempre altivo y plácido te ví
de mi infancia los rápidos recuerdos
testigo mudo, pero fiel, te creí.
Tus cenizas, llevadas por el viento
a lejanos lugares llegarán
Y allí de tus amigos el recuerdo
quizás por siempre ya se extinguirán
Allá en los años de mi edad primera
cuando feliz, la suerte sonreía,
al lado de mi padre venerado
una mujer, sus brazos me tendía
Era mi madre la mujer bendita
la que mi cuna en la niñez veló,
la que formó mi corazón de niña,
la que en sus dulces brazos me meció.
Tenía su rostro dulce y apacible
y en su mirada límpida y serena
se reflejaba toda la hermosura
de un alma noble, cariñosa y buena.
Pero vino la muerte despiadada
y arrebató aquel ser querido y santo
terminóse la dicha para siempre
y cubrióse el hogar de pena y llanto.
La Patria es el terruño bendecido
donde vimos la luz al despertar
donde recibimos los primeros versos
de aquel ángel hermoso tutelar.
La llanura sin par, hermosa y fértil;
el arroyo que rápido serpea
la casita feliz, de mis encantos
y la torre muy blanca de la aldea
Y el poscrito infeliz que vive errante
en sus sueños la mira aparecer
y evoca eternamente los recuerdos
de aquel terruño que le vió nacer.
Y al ver aquella tierra tan lejana
que sus plantas jamás han de pisar
siente partirse de dolor su alma
quisiera en alas el dolor volar.
Por eso quiero contemplarte siempre
morir bajo tu cielo ancantador
posar sobre mi tumba donde fue mi cuna
cubrirme con tu suelo protector
*******
La Patria es el terruño bendecido
donde vimos la luz al despertar
donde recibimos los primeros versos
de aquel ángel hermoso tutelar.
La llanura sin par, hermosa y fértil;
el arroyo que rápido serpea
la casita feliz, de mis encantos
y la torre muy blanca de la aldea
Y el poscrito infeliz que vive errante
en sus sueños la mira aparecer
y evoca eternamente los recuerdos
de aquel terruño que le vió nacer.
Y al ver aquella tierra tan lejana
que sus plantas jamás han de pisar
siente partirse de dolor su alma
quisiera en alas el dolor volar.
Por eso quiero contemplarte siempre
morir bajo tu cielo ancantador
posar sobre mi tumba donde fue mi cuna
cubrirme con tu suelo protector
Una noche en Abril me quisiste
sin saber que la vida es muy cruel
el amor que esa noche me diste,
nunca pudo ser miel, sino hiel
Y hoy retornas trayendo a mi vida,
un recuerdo que yo quiero olvidar,
porque amor que en la vida está muerto
no se debe volver a empezar
No podré yo decirte al instante
cuando al fin te dejé de querer,
hay promesas de amor de una noche
que se mueren al amanecer.
Ay, que triste que son tus recuerdos!
Que tortura volverte a encontrar!
ese amor, como muchos que han muerto,
tó lo debes volver a enterrar.
*******
Y sucedió lo inédito
Aconteció lo insólito
Ocurrió lo inverosímil.
La presencia del extraño en el vergel
La irrupción brutal del intruso en el jardín
transformó a la bella, apacible y cercana margarita
en distante y espinosa rosa.
La flor transmutada aún es bella.
Quizás sea aón más preciosa por inalcanzable,
pero, al contacto, ya no transmite serenidad y paz
Su proximidad ahora produce dolor:
sus espinas hieren, atormentan y torturan al jardinero.
Prometo amarte sin límites
para siempre y por siempre.
Prometo que te querré sin condiciones ni dudas
Prometo que recordaré cada instante contigo compartido
todas las caricias por ti dispensadas
Prometo que jamas olvidaré
las palabras de amor
por tus dulces labios pronunciadas.
Ulises, préstame tus cuerdas
para que, con ellas atado,
pueda yo hacer caso omiso
al canto melifluo de la sirena
que a sus playas me llama.
Agridulce es el sabor de la espera
agrio es el sabor del encuentro frustrado
y dulce es el encuentro consumado.
Ya casi he perdido la esperanza
Tu silencio cortante me sume
en la más dolorosa ansiedad y desesperanza.
Ya no escucho el cadencioso trinar de las aves
ya no veo los radiantes amaneceres
ya no percibo el sutil aroma de las flores
Con tu ausencia, ya casi todo ha perdido el sentido.
*******
Junto a un mar, que se agita encrespado y zahareño
y otro mar que lo copia en su limpio cristal,
entre las dos Américas el Istmo Panameño,
se alarga como un brazo fraternal.
Tal es la hermosa tierra que nuestros bisabuelos
nos dieron en custodia como santa heredad;
fanal que resplandece bajo los altos cielos
como llamando al mundo a la fraternidad.
Pero el mundo está sordo para el amor hoy día
y se enardece al grito de bélico clarín,
como si entre los hombres viviera todavía
despertando los odios el alma de Caín.
Raza de Hispanoaméerica! Cuando se acerque el choque
que entre los grandes pueblos ha de sobrevenir,
no olvides que nuestro Istmo es la piedra de toque,
donde una raza entera se juega el porvenir.
Entonces, en la furia de esa lucha que abisma,
el que antes fué en la América un lazo fraternal
podrá ser para el pecho de la América misma,
en manos enemigas, como un fiero puñal.
Oh siglo en tus inventos peregrino,
que en tu marcha fecunda, asombradora,
la fuerza vas buscando que atesora,
el universo en loco torbellino.
Detienes al torrente en su destino
y haces mover la rueda propulsora,
canta el vapor su marcha triunfadora
y el rayo a la palabra abre camino.
De pronto en este afán de movimiento,
tornarás en motor el pensamiento,
convertirás en máquina la idea.
Y de las Musas para eterna mofa
la fuerza genitora de la estrofa
hará girar en ambio .... una polea.
(Para Guillermo Andreve)
En la altiva y vetusta catedral de Toledo,
en la puerta que se abre por el lado de Oriente,
he visto una cariátide que, al decir de la gente,
de un hereje famoso era vivo remedo.
Cuando la lluvia cae por entre el fino enredo
de los frisos que adornan esa mole imponente,
una gota resbala sobre la faz doliente,
y al llegar a sus ojos se detiene con miedo.
El sol, al levantarse en su marcha gloriosa,
en la muerta pupila, como lágrima viva,
hace brillar la gota que rodó silenciosa.
Y es así como ha siglos, sepultada entre yedra,
la cariátide aquella, que del mundo se esquiva,
viene llorando a solas con sus ojos de piedra.
¿No has visto descender desde la altura
de la montaña, entre tupidas lianas,
dos fuentes de agua pura
que al llegar a la paz de la llanura
se buscan y se abrazan como hermanas?
Separadas nacieron, separadas
bajaron por los recios peñascales
como si en vez de alegres camaradas
se dijese que fueran dos rivales.
Pero la suerte quiso
que las dos se acercaran de improviso
al bajar por las ásperas pendientes,
y al hallarse tan cerca sus corrientes
descorrieron el velo de sus brumas,
y al verse, sonrieron
y algo muy en secreto se dijeron
en la armoniosa voz de sus espumas.
Así empieza la lucha desde lo alto
de la montaña que el idilio ampara;
si las acerca un salto
otro salto más luego las separa,
así fueron bajando de la altura
buscándose y huyendo,
suspirando unas veces y otras riendo
hasta encontrar la paz de la llanura.
Y al llegar a la vega que sonriente
como un lecho magnífico se abría
se enlazaron las dos eternamente
bajo la hermosa claridad del día;
así son nuestras almas: lentamente
la tuya irá acercándose a la mía!
*******
Cuando todavía yo un ángel era,
en el cielo Dios me hizo llamar.
Me dijo: pronto te enviaré a la tierra,
para que a dos almas vayas a cuidar.
Me explicó que era una pareja,
que dos años atrás fué al altar,
y que necesitaban de mi presencia,
para sus vidas empezar a llenar.
Sin que de momento yo entendiera,
a la tierra Dios me fué a llevar
Me recibió una señora muy contenta
que me dió su vientre como primer hogar.
El amor que recibía desde afuera,
en esa oscuridad tan singular.
Despertó mi inocencia pasajera
y mi humanidad empezó a formar.
Dos voces eran las que escuchaba
desde adentro de aquel lugar,
una era suave y delicada,
y la otra gruesa y paternal.
La curiosidad que en mi aumentaba,
me obligó a salir para encontrar,
las dos almas que me fueron asignadas,
y mi mision divina poder comenzar.
Mis alas habían sido cortadas,
y ni siquiera podía hablar,
era un error yo me aseguraba,
y a Dios intenté llamar.
Al oír mis llantos bajo del cielo,
El Creador con su gracia sin igual,
en la frente me imprimió un beso,
borrando los recuerdos de mi vida angelical.
Dónde estoy? me preguntaba,
sin que mis llantos terminaran.
De quién son esas miradas
que solo amor me obsquiaban?
Las dos personas que me cuidaban,
sus nombres a mi me enseñaban,
y después de años de mucha ansia,
papá y mamá yo los llamaba.
Mi cuerpo se empezó a extender
y mi habla decidió volver.
Fué cuando mi mente llegó a comprender,
que papá y mamá siempre me iban a proteger.
Mi misión había sido olvidada,
durante todos mis años de infancia.
Y era mi alma la que ahora cuidaban,
a las que un día a un ángel fueron asignadas.
El amor y el cariño que me rodeaba,
creó en mí un alma limpia y sana.
Llena de bondad, amor y esperanza,
que papá y mamá a diario abonaban.
Muchos años ya han pasado,
y papá y mamá ahora están cansados.
Por suerte en mi memoria he encontrado,
la razón por la que Dios me había mandado.
Pero sé que papá y mamá no entenderán,
que yo solito ya me puedo manejar,
y que ahora soy yo el que se tiene que encargar,
de proteger sus almas hasta la eternidad.
Al fin de cuentas fué la misión original,
por la que a sus lados yo vine a parar.
Pero como se los puedo yo explicar
sin que Dios conmigo se vaya a enfadar?
Será mejor dejarlos pensar
que nunca me van a parar de cuidar,
ya que aunque contraria sea la realidad,
papá y mamá jamás lo van a asimilar.
La misión que hoy acabo de recordar,
sin perder más tiempo voy a comenzar,
para que a papá y mamá no les vaya a faltar,
este ángel que por ellos siempre ha de velar.
*******
De: LLINÁS DE FÁBREGA
Formato: ENTREVISTA.
El siete de Octubre del 2002, a las dos de la madrugada fue el final de los nueve meses de espera. La hora del parto había llegado y pronto tendríamos noticias del nacimiento de Teresa Inés, la última nieta que venía a sumarse para completar la media docena de nuestros descendientes.
Había participado en la escogencia de su nombre y sentía curiosidad por conocerla. Teresa fue una evocación de Sta. Teresita de Lisieux. Hubo una devoción especial en mi familia por esta santa y alguna vez en mi lejana infancia me vistieron para una procesión a la manera que aparecía Sta. Teresita en las estampas.
Estábamos en un salón del Hospital y me producía confusión el gusto de la decoración, mientras la espera del nacimiento de Teresa Inés seguía evocándome recuerdos y sin disimular mi cansancio y mi sueño me recliné en un sofá.
¡ El sueño me venció ¡......
Inés irrumpió en la sala de la casa con una niña en los brazos y una sonrisa iluminaba su rostro. Un rubor encendía sus mejillas y la hacía lucir saludable y llena de vida. Estábamos en la sala de su casa solariega en Santiago de Veraguas y moviéndose con gracia hizo un gesto amable, ofreciéndome una silla.
Eran evidentes un orden y una limpieza en el ambiente; la lámpara de lágrimas de cristal y bronce que colgaba del centro de la sala lucía acabada de brillar con jugo de limones y los muebles vieneses me recordaron a los de mi madre, con la diferencia que los de Doña Inés remataban en un esmerado trabajo de talla.
Me sentía en un ambiente acogedor y especial porque todos mis sentidos estaban estimulados y sellaba la intimidad el olor de una parra de jazmines que se colaba por los grandes ventanales que miraban al jardín, sembrado con una enorme variedad de plantas y de árboles.
Periodista: Es un honor para nosotros que una mujer de su prestancia responda a la invitación de nuestra revista. Esta entrevista será publicada en Santa Fé de Bogotá y leída por l0,000 personas en nuestro próximo número del mes de abril de 1882 en diferentes punto de los Estados Unidos de Colombia. En Bogotá es esperada con gran interés porque sabemos de su ilustración sobre muchos temas.
Quienes la conocen a usted, resaltan sus virtudes sociales, su exquisito tacto y la saben madre de trece hijos. Usted tuvo la visión de matricular a varios de sus hijos varones en la Escuela Pública de Santiago, motivando el ingreso de lo mejor de la juventud santiagueña, dada la influencia que usted Doña Inés tiene en esta sociedad de Santiago de Veraguas.
Inés Arosemena: ¡ Gracias por sus generosos elogios!
Me parece un reto interesante colaborar en su publicación y déjeme entregar a la pequeña Sofía en brazos de Simona para que continuen jugando e inmediatamente entraremos en materia.
Periodista: Doña Inés, en sus datos personales he confirmado que usted habla varios idiomas. Además del castellano, domina el inglés, el francés, el italiano y el latín y que recibe del extranjero importantes revistas en diversos idiomas. ¿Me puede explicar su interés por el estudio de los idiomas?
Inés Arosemena: Mi padre, el Dr. Justo Arosemena fue mi primer maestro. Su corrección en el idioma y la continua práctica escrita y hablada del castellano y del inglés, han sido uno de los intereses de su vida. Tan pronto estuve lista para la lectura me daba a leer muchos de sus escritos y me pedía que los leyera con buena entonación, expresión y vocalización. Como usted podrá imaginar la actuación me apasiona y resultó en una técnica inteligente y divertida para expresarme con corrección y sin vergüenza. El francés fue el segundo idioma que aprendimos en el Colegio del Sagrado Corazón en Nueva York; mi esmerado conocimiento del castellano y del inglés, gracias a mi padre, me sirvieron de apoyo y base para que la gramática del francés y del italiano fueran fáciles aprenderlas.
Periodista: Dona Inés Arosemena, usted estudió en Nueva York en el Colegio del Sagrado Corazón y quiero confesarle que investigué su curriculum del Colegio y es extraordinario. Usted leyó la oración de despedida de su graduación, honor éste que sólo confería este Colegio a la alumna que el claustro consideraba la primera del plantel. Su discurso fue escrito en inglés, el cual llamó la atención del auditorio por las ideas expresadas, la muy original entonces de la necesidad que tenían las naciones de América de unirse e identificarse.
Inés Arosemena: Sólo la experiencia de ser madre de 13 hijos ha podido superar a mi experiencia como estudiante en Norteamérica. Me fui a estudiar muy joven y no volví a ver a mi familia en tres años. Hice amistades inolvidables y queridas con las cuales aún me escribo.
La cultura norteamericana dejó una profunda huella en mi vida. Lo extraordinario de las metas que se proponen y cómo las logran; la vocación que tienen hacia el trabajo, el estudio y la investigación; la disciplina y el sentido de comunidad que practican para sobrevivir en esa rigurosidad de climas y de vidas, fueron cualidades sobresalientes que pude constatar.
A mis hijos los estoy preparando para que estudien en el Norte y me he propuesto darles las herramientas básicas de una educación en casa y en la Escuela Pública, para que del hogar logren ingresar en buenas universidades de Norteamérica.
Periodista: Doña Inés, nuestra revista entrevista a personajes de la rancia aristocracia de los Estados Unidos de Colombia. En el Istmo ustedes los Arosemenas fueron pioneros en establecerse y formar familias con distinguidos y honorables apellidos de la localidad. Usted podrá informarnos con certeza sobre la historia de los Arosemenas en el Istmo.
Inés Arosemena: El primer Arosemena, atraído por la resonancia que en España se dió de tierra firme, fué Josef Gregorio, miembro de una distinguida y honorable familia de Bilbao. A estas tierras llegó en el año de 168l. El apellido es originario de Navarra y Don Josef Gregorio Arosemena fué un acaudalado comerciante de su época y gozó de prestigio y de una posición social excelente.
El primer Arosemena nacido en estas tierras se llamó Felipe, tronco de venerables familias: los Arosemena Lombardo, los Arosemena de la Barrera y los Arosemena Quezada. El asiento habitual de esta familia fue siempre la ciudad de Panamá y años mas tarde por diferentes razones, se dispersaron y formaron nuevos hogares en Santiago de Veraguas, San Francisco de la Montaña, Chepo y Portobello.
Nos caracteriza una especial solidaridad familiar, porque hemos emparentado por matrimonios con primos en muchas ocasiones. Por ejemplo: De los seis hijos del General José de Fábrega con María del Carmen de la Barrera, cuatro se casaron con Arosemenas. Además hay matrimonios con los De la Barrera y Arosemenas mas de una vez. Mi suegro Wenceslao Fábrega de la Barrera, es mi primo segundo. Mi madre Francisca de la Barrera de Arosemena es su prima hermana. Mi esposo José Manuel Fábrega López es mi primo muy querido.
Estos parentescos, por supuestos planificados, han producido una unión familiar única y solidaria. Nosotros somos una gran tribu, regados por todo el Istmo. Mantenemos y cultivamos una comunicación constante por razones de seguridad, trabajo, conservación de vínculos familiares e información en general que nos beneficia en todos los sentidos.
En estos tiempos de inseguridad, de guerras civiles y falta de autoridad y de gobiernos, es imprecindible esta comunicación. Imitamos el sistema de correo de los Incas y las noticias, cartas y encomiendas vuelan llevados por excelentes jinetes en sus cabalgaduras que se relevan cada tres horas en las distintas poblaciones. Aguadulce, Penonomé, Antón, Natá de los Caballeros, Puerto Caimito, Chepo, Portobello son puntos de apoyo y destinos de nuestro correo, hasta llegar a Panamá.
Periodista: ¡ Qué interesante Doña Inés!!
¿Qué mensaje especial le diría a las futuras generaciones de jóvenes porque usted es madre de trece hijos?
Inés Arosemena: ¡Qué por nada del mundo nos olviden!
Hemos trabajado por este Istmo y hemos creado una cultura que merece ser recordada y conservada. El olvido de la historia que hemos vivido es lo mas terrible que le puede suceder a dos generaciones. Tanto la que olvida como a la que es olvidada.
Abuela, abuela, mira que linda y pequeña es mi hermanita Teresa Inés!!!...
Mi nieta Beatriz me abría los ojos y señalaba hacia la criatura que el doctor cargaba en sus brazos.
Me acerqué a la pequeña Teresa Inés y atiné emocionada a exclamar:
¡ No te olvidaremos nunca querida Inés Arosemena!.....
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Fecha: Panamá, Julio 16 del 2003.
Universidad de Sta. María la Antigua.
Fuentes: